14 abr 2014

Acúfeno

Acúfeno

Ella deseaba que hablase. Él, perdido en la escopia, que solo sabía de palabras en la ausencia, se veía llevado a lo artificial, teatral, fingido, ... lo obligatorio. Y ¿por qué ese su deseo? Porque en lo mortal del goce, de la duda de ser mujer, incapaz de ponerle palabras al deseo, ella creía que él tenía la llave en sus significantes, para poder separar ese sufrimiento. De ahí la necesidad de un hombre que mencione y designe ser mujer. Pero él, ahora, solo mira; mira sin nombrar lo que le resulta inombrable para su deseo.




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