15 abr 2014

Tiento de falsas

Tiento de falsas

Desde que la copiadora de la vida inventó el sexo como mecanismo de producción y reproducción, tuvo que apañárselas para poder juntar las dos variedades necesarias. En esa tarea nada fácil, asoció cierta química a esa necesaria unión. Una química ligada a un comportamiento y situación. Pero para esta yuxtaposición o intervención, como se quiera decir, era necesaria la presentación interior de eso a lo que se tendía; era necesaria, por tanto, una representación.

Cualquier ser vivo que obtenga una presencia interna de lo externo, experimenta la capacidad de representación rudimentaria. Es por tanto, lo simbólico, consustancial al fenómeno biológico y especialmente al sexual.



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