19 feb 2015

+22

+22

Como siempre, la abstracción numérica, su anticipación gaussiana a la realidad, sonaba a antropomorfismo, mito, leyenda. Cada número vibrante se encontraba con la paradoja dentro de sí. Polarizada su adjetivación, marcada su ambivalencia, constreñida la complementariedad con el antagonismo, la característica del número, arquetípica, paradigmática, esperaba un posicionamiento hacia una y otra forma del continuum.

Mi 22, siempre en prácticas, ya había pasado por el descubrimiento de la vibración agónica de seres queridos. El desarrollo de mis coordenadas dentro del universo, estaba fomentado por la oposición más visceral contra estos agónicos, destructivos y autodestructivos personajes. Máscaras risueñas ocultantes de tormentos, de vacíos, de perversidades siempre hostiles, desintegrantes. Mi centro de vibración armónica, constructora, reparadora, honesta y generosa, fue siempre su objetivo a dañar, a derribar, aniquilar.

"No pude ser humilde con mis palabras, pero les di validez con mis hechos".
Cosmógenes de Láctea


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