23 feb 2015

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Él había encontrado el origen vibratorio y, por tanto, existente e informacional. Ella, jamás entró en ese camino. Era un tres, pero solo en la fachada, en la mascarada, en la impostura, en la superficie energética de la cifra. No había un interior que sujetarse más que un lamentable sinsentido, un penoso conflicto donde el arquetipo de su guarismo pudiera generar la energía suficiente para trascender a la vibración deteriorada, freno de la expansión armónica dimensional del existir.

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