Aquende del destino, ella había hallado excusas para su inocencia. Nunca se le ocurrió pensar que para sostener una mentira, necesitaba otras veinte; o que la verdad no se iba con el tiempo. El amor, esa energía inflacionaria de condensación, único modo de no perecer al desmembramiento deflacionista, era junto con la constante del límite, el único punto de referencia para no fragmentar su yo causado por la evitación de la responsabilidad y del dolor psíquico. Deseo devorador de sueños, sueños rotos por el deseo.
22 ago 2015
Folie à deux
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