14 oct 2015

Tritono

Podía oler la asepsia de Libria. Encerrado en aislamiento, apropincuado al dolor, notaba ese dramatismo teatral de la impostura. Había algo muerto en todo ese sistema. Era remedo, copia, de vitalidades opuestas. El poder de Libria, una mascarada de sumisión a un poder bastardo, espuriamente superior, aun más vanidoso y vacío. Nada había quedado de genuino, sino más bien falso y sin valor. Estaba disuelto en una sociedad líquida, mutable, herida, cobarde, fingida y destrozada por su humillación constante con lo aparente. Pierde, pero no pierde la lección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario