12 abr 2015

Viaje de invierno


Óslip había visitado solo las bibliotecas de Aldebarán en la constelación de Tauro y Antares en la de Escorpio. Es de imaginar que cuando se trasladó mediante un marco referencial desde Ters a cada una de ellas, jamás pensó que estuviera equivocado en su creencia de que los marcos fueran construcciones de un arcaico Ficare de no se sabe donde, dentro de las cuatro dimensiones y fueran el medio para moverse (quizás) entre bibliotecas. Lógicamente, Óslip estaba equivocado. Fue desde la quinta dimensión, la libre y viajera, que en su deseo-necesidad de deambulación, los quintos invirtieron parte de su resonancia en generar dicho medio de movilidad constelar más allá de ellos mismos.
Rigel en Orión y Altair en la del águila habían quedado fuera de su volumen de viaje por la intervención de los lemniscatos.
Óslip confiaba en el tres de Cital para poder salir de ahí, pero resultaba difícil tal acceso al exterior antes del plenilunio. Cital, integrado e infiltrado en Ficare, ya había descubierto las debilidades e inseguridades del dos, cosa que por otro lado lo indignaba profundamente.

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