3 jul 2015

Segundo armónico

No había pasado mucho tiempo desde que la ciencia tomó consciencia en Ficare, en las postrimerías de la adolescencia tecnología.  
Óslip, nace en Ters mientras Aldebarán muestra su esplendor ante Venus, ante la conjunción de vibraciones que rodean el lugar en el que se guardan los sentidos.
Ficare presionó al lenguaje hasta la literalidad, etiquetado y llenando de certidumbre lo que en esencia era inasible, variable, interpretable, traducible y subjetivo. Por eso, fue ese el momento exacto donde se produjo la revolución del segmento poblacional XX. Una revolución cultural en el que la ciencia daba la ilusión de que se podía acceder y tener todo; ilusión de que la fantasía se podía hacer realidad, confundiendo el tener el objeto absoluto con ser ese objeto absoluto. Momento por tanto cultural, del que nace la mujer imparable, la mujer como centro, la mujer XX y aparente XY,  porque la ciencia estaba dando comienzo a la época del objeto y por supuestesto, tanto para ellas como para ellos, pasó desapercibida dicha arquetipación.

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