19 may 2013

Oda

Ficare, a hurtadillas, ha ido cogiendo poco a poco, con sus pócimas y brebajes, todo lo que había en la caja. 

Esperanza está a punto de extinguirse. 

Tan certera es su infalibilidad, que da igual que no acierte.

Él(1), discípulo de Ficare, esperando entre genes y escáneres, entre ungüentos y explicaciones, esperando, cómo digo, certeza, resbala, tropieza, se escurre, cae. Se ve a sí mismo por dentro. Se buscaba, se encuentra. A la caza de la falta de empatía, su cerebro, afectado como un enfermo, le traspasa. La genética le crucifica, le subyuga, le somete. En la encrucijada entre ficare y Logos, se desmaya. Solo justifarse puede por el deseo del Otro.

Jolín(2), ahora ya eres tu madre. Jolín, has perdido tu fe, tu lucha, tu 13 %.


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