En Obsideo, cualquier elemento era taxonomizado, colocado y recolocado. Ahí la insistencia era su mayor fuente de energía. En algún momento anterior, hubo una supuesta intervención directa sobre el problema. El problema no fue una imaginada imaginaria seducción, sino que además se actuó o se pensó actuar. Esa seducción ante la que prefijaron como prohibido en su evolución, les llevó a encontrarse en cada rincón de su archivo de memoria con el programa recordatorio de la ley. La penitencia era ordenar con gran gozo -para intentar borrar lo transgredido-, para luego dudar del orden, para volver a gozar ordenando...
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