11 abr 2013

Contrapunto Libre


Contrapunto Libre


"Como no sabían que era imposible, lo hicieron."
Anónimo



Esta era la inscripción que rezaba en la puerta del gran puerto estelar de Semiónica, un planeta oculto entre estructuras colosales en los cúmulos de galaxias. 

Allí, la materia bariónica1 dejaba al margen a los neutrinos. Leptones y bariones hacían emerger formas impensables y majestuosas. Era lo visible, pero rodeado también de lo oculto. Esto suponía que todo podía ser, todo era facible, factible. 

Y así, entre mundos alejados de la especulación científica cósmica, la posición de Semiónica era impredecible. Metamorfoseaba el paralaje2 y de repente, se encontraba en el centro mismo, a un megaparsec3 de la periferia.

Semiónica era un mundo de metáforas, lleno de definiciones, conceptos y comprensiones que mutaban en la incertidumbre alejándose de un sentido único. Fue una decantación del Logos, y allí, en el destierro de la imagen, Significante había alcanzado su sitio de destino, su lugar de partida.

A partir de Significante, los habitantes habían descubierto el problema de la autoreferencialidad de la información, llegando aún más lejos. Develada la in-formación, esta, dejaba al descubierto la forma-ción. Forma entonces aprehendida, y así, definida, como los puntos que podían percibirse del sistema. Toda una declaración de principios que daban al traste con el espejismo de la especulación científica acechante, conspiradora, con idea de fusionar toda la materia existente.




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