5 abr 2013

Nocturno

Al tañer del laud, en la noche que antecede al descanso, terciopelos qué acarician mis tímpanos, sonatas de Sylvius susurran la belleza del esplín. 
De cierta ternura inasible, casi perfecta, del deseo de la falta que causa el deseo. Filigranas, sí, de notas, de armonías posibles y sugerentes, de progresiones hermosas y eternas. Delicadezas de otra época, de otros amantes, de otras ternuras que la posglobalidad aniquila con sus crisis y sus prisas.
Sencillez de formas, de melodías, destilan un acto amatorio de sonidos. 
Tañed pues, tañed.

(Preludio Sonata 25 en sol menor de S.L. Weiß. Efímeros y maravillosos 35 segundos qué la torpeza de Blogger no me deja compartir).




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