Si acaso, un partenote(1), un extraño producto de sí mismo, una cascada de la partenogénesis. Eso era la simetría que encontraba en el espejo. Los reflejos salían de él y volvían sin él a él. Era un quiasmo de la imagen y su real; era una pérdida isotópica(2), un retruecano escópico; era un pues superlativo sin ser absolutamente nada.
Envuelto en moras(3), todo estaba perdido en el mismo sítio. Ya nada podía ser igual, pues nada era distinto. Metido todo el neocortex en farina cósmica, todo lo que podía ser era una jitanjáfora(4) científica un trampantojo estadístico, un rótulo que hizo un adivino con carrera.
Jamás hubiesen pensado que, Límbica, estuviera una variación más atrás, para estar un deseo, más allá, siempre presente.
Jamás hubiesen pensado que, Límbica, estuviera una variación más atrás, para estar un deseo, más allá, siempre presente.
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